Desde 1937, Gallina Blanca ha sido un referente en las cocinas españolas por su capacidad para facilitar la preparación de recetas caseras. Tras más de 80 años sin cambios significativos en su identidad visual, era necesaria una actualización para preservar su liderazgo y conectar con los consumidores actuales. El desafío era reflejar el nuevo posicionamiento y la esencia de "El sabor de casa" en el diseño de pack, evolucionando la identidad de la marca y reorganizando su arquitectura de portafolio para mejorar la navegabilidad, consistencia y reconocimiento de marca tanto en los productos de las familias core como en sus submarcas.

Revisamos todos sus principales assets para reforzar su posicionamiento deseado. El amarillo se ajustó para alinearse con tendencias de simplicidad y ligereza, mientras que el azul, demasiado frío e industrial, se aclaró para añadir frescura. El bloque de marca se rediseñó para crear una identidad más amable y coherente, aplicada en todo el portafolio para mejorar el reconocimiento. Se desarrolló una tipografía exclusiva, Gallina Blanca Sans, inspirada en la forma del huevo, que aporta modernidad y legibilidad sin perder la conexión con el hogar y la tradición. Además, la dirección de arte fotográfica se renovó, incorporando elementos hogareños y detalles que refuerzan la naturalidad y calidad del producto. La nueva identidad de marca consigue revitalizar familias de productos como Avecrem y Sopinstant limpiando las ilustraciones y unificando el envase con una tipografía, codificación e iconografía coherentes, lo que enfatiza aún más el «sabor de casa».

El rediseño de la identidad de Gallina Blanca logra modernizar la marca sin perder su esencia tradicional. Esta actualización no solo mejora la coherencia visual y el reconocimiento de la marca en todo su portafolio, sino que también asegura que Gallina Blanca siga siendo un referente de confianza en las cocinas españolas, transmitiendo "El sabor de casa" a futuras generaciones.