Botran, la prestigiosa marca de ron guatemalteco fundada en 1940, se enfrentaba al desafío de destacar la singularidad de su nuevo blend, terminado en barricas de vino de Burgos. Un ron que explora nuevas conexiones entre el mundo del vino y el mundo del ron, a partir de unos exclusivos barriles que pocos tienen la posibilidad de conseguir.

Para abordar este reto, nos sumergimos en la historia de la familia Botran. Resultó la casualidad histórica que las raíces de la familia se remontan a Roa de Duero (Burgos); el mismo lugar del que proceden las barricas que hacen tan especial este ron. Para Morillas, resultó ser una increíble coincidencia que nutrió la narrativa e identidad visual de este blend, haciendo homenaje no solo el acabado del ron, sino también a las raíces de la familia.

Gracias a esta interesante historia, surgió el nombre Botran Roajú: Roa del Duero (España) y Xelahú (Guatemala). Un nombre que habla del vino y la tierra del blend. Así, creamos una narrativa que nos permitía contar el viaje de ida de toda la familia Botrán, a Guatemala, y el viaje de vuelta actual de las Maestras Roneras, que dan lugar a este blend. A nivel visual, se utilizó una mezcla de elementos clásicos y contemporáneos para retratar el viaje transatlántico. Esto incluyó la superposición de etiquetas con un mapa de Burgos, el pasaporte de Venancio (el hermano mayor), los billetes de viaje de las Maestras Roneras y el billete original de la Compañía Transatlántica Española en el collarín de la botella. Además, se logró un efecto de paralelismo temporal mediante la combinación de tipografías históricas y modernas. Un ron que aúna origen y diseño, a través de un trayecto transatlántico hecho botella.