The Good Trooupe nace como marca de óptica y moda enfocándose en un propósito irrenunciable, inserto en su propia estrategia de negocio y sus operaciones. El gran reto a la hora de crear su identidad verbal y visual era mostrarlo, pero sin perder ni un ápice de aspiracionalidad.

Para reflejar la vertiente social de la marca dimos con un nombre que nos permitiera expresarlo a través de un substantivo colectivo: una troupe, un grupo de artistas. Esto, a la vez nos acerca a las artes y la creatividad y, por tanto, conecta con el lado aspiracionalidad. Esta palabra queda adjetivada con un good para reafirmar el propósito positivo. En ambas palabras duplicamos las O para generar el punto de partida de la identidad y del lenguaje visual.

A través de un símbolo que representa de forma esquemática unas gafas pero también un trayecto entre el consumidor y la persona que recibe el beneficio generado por su compra. Así la The Good Trooupe se visualiza como en un enlace entre causas y consecuencias, entre un acto y sus impacto positivo. Aprovechando las dobles O del nombre, la marca desarrolla un símbolo dinámico que vertebra el lenguaje gráfico. El símbolo aislado puede entenderse como un símbolo descriptivo, pero al estirarse y declinarse, se convierte en una línea entre dos puntos: entre la acción de un comprador de unas gafas y el beneficio positivo que estas tienen a través de las numerosas iniciativas sociales de la marca. Todo ello se trabaja dentro de una paleta cromática dominada por el naranja y otros colores vibrantes con el objetivo de positivizar el impacto que genera la marca y alejarlo de la contribución social desde emociones negativas o desempoderadoras. La dirección de arte fotográfica también busca transmitir esa atmósfera de felicidad y jovialidad de lo que implica ver el mundo formando parte de una good trooupe.